El pulso de los mercados globales está marcado por un mismo denominador común: la política monetaria. Los inversores descuentan que la Reserva Federal se acerca al inicio de un ciclo de recortes de tipos y esa expectativa se refleja en el precio de los principales activos financieros. El SP 500 y el Nasdaq siguen avanzando en máximos, el EURUSD se fortalece frente a un dólar debilitado y el Bitcoin mantiene un trasfondo alcista a pesar de las correcciones de corto plazo. La clave es entender dónde está el dinero, qué lo mueve y cómo posicionarse con un riesgo medido.
En el caso del SP 500 , la tendencia alcista se mantiene sólida. La mejora en las perspectivas de beneficios, especialmente en sectores como tecnología y consumo estable, refuerza la confianza en que el rally pueda prolongarse. A nivel técnico, el índice continúa dibujando máximos y mínimos crecientes, apoyándose en medias cortas que funcionan como soportes dinámicos. Mientras no se rompan esos niveles de referencia, el sesgo seguirá siendo positivo. Eso sí, hay riesgos latentes: un repunte inesperado en los rendimientos de la deuda o un cambio en el tono de la Fed podrían alterar el escenario. La disciplina es sencilla: comprar retrocesos hacia zonas de soporte y salir si se perforan los mínimos previos con cierre.
El Nasdaq es, una vez más, el motor del mercado estadounidense. La inteligencia artificial, el gasto en nube y la fortaleza del sector de semiconductores sostienen la narrativa de crecimiento. El índice rompió alza un rango lateral que venía limitando su avance y proyecta un objetivo más ambicioso hacia los 25.000 puntos. Sin embargo, la sobrecompra técnica aparece con frecuencia y obliga a planificar bien las entradas. Aquí no tiene sentido precipitarse: lo razonable es escalar posiciones, acompañar la tendencia con paradas dinámicas y asumir que la volatilidad intradía puede ser brusca.
En el mercado de divisas, el EURUSD se encuentra en una fase de apreciación. La lógica es clara: cuando el diferencial de tipos entre EE.UU. UU. y la eurozona se estrecha, el atractivo del dólar se reduce y el euro recupera terreno. A ello se suma que el BCE, aunque prudente, transmite la idea de que su ciclo de recortes será más lento que el de la Fed. El resultado es un empuje del par hacia niveles no vistos desde el verano. En este contexto, la estrategia más sensata pasa por aprovechar los retrocesos para incorporarse a favor de la tendencia, siempre con paradas ajustadas. La ruptura de resistencias importantes puede dar lugar a tramos adicionales de subida, pero entrar en medio del rango es lo que más castiga al operador.
El caso de Bitcoin es distinto. La criptomoneda sigue mostrando un trasfondo positivo, respaldado por la adopción institucional y por la demanda a través de ETFs. La narrativa de activo escaso cobra más fuerza cuando los tipos tienden a la baja, porque disminuye el costo de oportunidad de mantener posiciones a largo plazo. Aun así, en el corto plazo domina la volatilidad. Tras haber perdido soportes y rebotado con fuerza, el precio se mueve en un rango amplio con falsas rupturas. Eso exige paciencia: o bien se compra en soportes claros con paradas muy ceñidas, o se espera a que el mercado rompa con volumen y confirme dirección. Lo que no funciona en Bitcoin es el término medio.
En definitiva, la fotografía es clara. Los índices americanos mantienen el liderazgo, con el SP 500 y el Nasdaq apuntando hacia arriba mientras la Fed se prepara para suavizar su política. El EURUSD aprovecha la debilidad del dólar y encuentra tracción en el estrechamiento de diferenciales de tipos. El Bitcoin , aunque volátil, conserva su estructura de fondo positiva. Para el inversor disciplinado, la semana ofrece oportunidades, siempre que se respeta una máxima: perder poco cuando uno se equivoca y dejar correr las ganancias cuando el mercado va a favor. Esa es la diferencia entre sobrevivir en el corto plazo y prosperar en el largo.
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