El oro se mantiene en el radar de todos los inversores. El viernes la cotización alcanzó los 3.650 dólares por onza , muy cerca de sus récords históricos, y marcó su cuarta semana consecutiva de avances . No se trata de un repunte aislado, sino de un movimiento que refleja la combinación perfecta entre expectativas de política monetaria más laxa en EE.UU. UU. y un clima geopolítico cada vez más incierto.
Los últimos datos macro en Estados Unidos pintan un cuadro de enfriamiento económico. La inflación anual se mantuvo sin sorpresas, pero los precios al productor cayeron inesperadamente y las solicitudes de subsidio por desempleo tocaron máximos de cuatro años. Esa señal de debilidad laboral ha reforzado la convicción del mercado: la Reserva Federal recortará al menos 25 puntos básicos en su próxima reunión , aunque las apuestas sobre un recorte más agresivo ganan peso.
El oro es un termómetro directo de esta expectativa. Cuando los tipos bajan o se anticipan que lo harán, el costo de oportunidad de mantener oro —un activo sin rentabilidad— se reduce, y su atractivo crece. Hoy ese es el escenario dominante: el mercado ya descuenta recortes y busca refugio en el metal precioso .
Al motor monetario se suma un segundo combustible: la incertidumbre global. Según informes, EE.UU. UU. Estaría presionando a los países del G7 para soportar aranceles contra India y China por la compra de crudo ruso. A esto se añaden episodios de riesgo militar: el conflicto en Oriente Medio se intensifica y Polonia denunció la intercepción de drones rusos en su espacio aéreo .
En este contexto, los grandes fondos internacionales y los inversores institucionales vuelven a girar la mirada hacia el oro como cobertura natural frente a escenarios extremos.
El resultado es claro: los compradores dominan el mercado. Con cuatro semanas consecutivas de avances, el oro encadena la racha más sólida desde comienzos de año. Si la Fed confirma en su reunión que el ciclo de recortes ha comenzado, es probable que los 3.650 dólares no sean un techo, sino un trampolín hacia nuevos máximos históricos .
El oro vive un momento dulce gracias a tres factores clave:
El mensaje para el inversor es directo: el oro vuelve a ser protagonista y, mientras la incertidumbre no desaparece, seguirá marcando la pausa en los mercados globales.
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