Santander ha dado un golpe de autoridad al anunciar que pagará un dividendo a cuenta de 0,115 € por acción, lo que representa un incremento del 15 %. Ese pago está programado para el 3 de noviembre, con fecha ex‑dividendo el 30 de octubre. Este dividendo constituye aproximadamente el 25 % del beneficio subyacente del primer semestre de 2025. Junto con su programa de recompra de acciones por 1.700 millones de euros, la entidad planea devolver 3.400 millones a los accionistas. Esta política de retribución —mitad en efectivo, mitad en recompras— envía una señal potente: Santander está decidido a apuntalar la confianza de quienes poseen sus acciones.
Para el inversor, esto mejora la rentabilidad por dividendo esperada y refuerza la tesis de mantener o incrementar una posición en acciones de Santander, especialmente si se espera continuidad de esta política en ejercicios futuros.
Pero no todo es brillo: Santander lidera la estructuración de una parte de la deuda del financiamiento de adquisición de Verint por 2.700 millones de dólares. Esto implica que el banco asume exposición directa al riesgo crediticio de esa compra y participa en un escenario internacional complejo. La operación está liderada por Thoma Bravo y busca integrar Verint con otras plataformas de servicios al cliente.
Para los titulares de acciones de Santander, esta jugada es doble filo: puede abrir nuevas líneas de negocio, obtener ingresos por estructuración y comisiones, pero también arrastrar pérdidas si la adquisición falla o los pagos no se cumplen. En resumen, aporta apalancamiento reputacional y financiero.
Invertir en opciones barrera sobre el DAX ofrece varias ventajas frente a la compra directa de futuros u otros derivados tradicionales. Primero, permiten operar con una exposición reducida gracias al apalancamiento, sin necesidad de inmovilizar grandes cantidades de capital. Segundo, el riesgo está controlado de antemano: el inversor conoce el nivel de barrera que, si se alcanza, cierra automáticamente la posición. Además, con las barreras de IG no se pagan comisiones de compra o venta, a diferencia de las acciones al contado o los futuros, lo que reduce los costes de operativa. Frente a otros derivados, las barreras ofrecen mayor transparencia en el riesgo y la inversión inicial. Son un producto flexible y eficiente para gestionar posiciones en el DAX.
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